Este pequeñín fue encontrado porque se le había quedado enganchada la patita en una puerta. El pobre no paraba de maullar y fueron un par de voluntarios, empujaron la puerta y el peque pudo salir y en lugar de correr se mostró muy mimosón, así que decidieron acogerle en su casa y ahora está buscando un hogar definitivo. Es un pequeñín muy divertido y están muy entretenidos con él. Además es muy cariñoso. Rupper se entrega con chip, pasaporte europeo, vacuna antirrábica, esterilizado y con contrato de adopción.