Este pequeñín fue encontrado rondando por el Hospital Lluís Alcañiz. No se dejaba tocar pero se acercaba pidiendo comida, así que nos dieron el aviso y fuimos con una jaula trampa. Normalmente suele costar mucho que entren a la jaula, pero el pobre Plavis estaba tan muerto de hambre que en cuanto vio el plato de comida dentro de la jaula ni se lo pensó y entró.

En el refugio es un perrito muy tímido, pero hemos tenido otros casos parecidos y con paciencia y cariño hemos conseguido volverles más confiados. En una casa desde luego, los logros son aún mayores. Eso sí, se requieren dosis de paciencia y mucho cariño, pero luego están tan agradecidos que se convierten en amigos fieles para toda la vida y más cariñosos de lo normal con sus dueños. Plavis se entrega con chip, pasaporte europeo, vacuna antirrábica, esterilizado y con contrato de adopción.