A principos de enero, LEO vagaba sin rumbo alguno por una carretera perdida de los pueblos de Sevilla. Un horror, caminaba en zig-zag esquivando los coches que le deslumbraban en la oscuridad de la noche. Alguien le vio. Supo que si no hacía algo rápido LEO no saldría vivo. Con mucha cautela, paciencia y cariño LEO consiguió entrar en el coche, confiar y descansar, por fin.
Nuestro chico valiente está cada día más saludable y enérgico, engordando poco a poco, alimentando ese precioso cuerpo canela. LEO aun se muestra tímido con las personas, algo normal en la fase inicial del proceso de adaptación a esta nueva vida, rodeado de gente desconocida. Cada día deja atrás parte de sus miedos y crece en él ese perro juguetón y divertido que sabemos que es. Con el resto de perro es sumiso y tranquilo.
¡Comparte!
Puedes compartir la página actual en twitter o en facebook de esta forma compartes únicamente los anuncios que te interesen.