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Enfermedades más comunes en gatos: guía práctica para detectarlas y prevenirlas
2 de octubre de 2025

Enfermedades más comunes en gatos: guía práctica para detectarlas y prevenirlas

Introducción

Los gatos son compañeros independientes y cariñosos, pero como cualquier mascota pueden sufrir dolencias que afectan su calidad de vida. Conocer las enfermedades más comunes en gatos, sus señales y cómo prevenirlas nos ayuda a actuar antes y a ofrecerles una vida más larga y saludable. Esta guía está pensada para dueños, familias y amantes de los felinos que buscan información clara, práctica y actualizada.

Contexto y antecedentes

En los últimos años la medicina veterinaria felina ha avanzado mucho: hay mejores pruebas diagnósticas, vacunas y tratamientos que permiten controlar muchas enfermedades crónicas. Aun así, factores como la edad, el estilo de vida (gato de interior vs. exterior), la alimentación y el acceso a cuidados veterinarios determinan qué problemas son más frecuentes. Por ejemplo, las enfermedades dentales, la enfermedad renal crónica y los problemas respiratorios son habituales en diferentes etapas de la vida felina.

Es importante recordar que algunos trastornos son más frecuentes en gatos mayores —como la insuficiencia renal y el hipertiroidismo— mientras que otras, como las infecciones respiratorias, afectan más a gatitos y animales en colectividades (refugios, criaderos o colonias).

Desarrollo

A continuación describimos las enfermedades más frecuentes en gatos, sus síntomas más comunes, recomendaciones de prevención y cuándo consultar con el veterinario.

1. Enfermedad renal crónica (ERC)

La enfermedad renal crónica es una de las patologías más habituales en gatos mayores. Los riñones pierden función de forma progresiva y el animal puede mostrar pérdida de peso, aumento de la sed y de la micción, vómitos y falta de apetito. En estudios clínicos, la prevalencia aumenta con la edad: muchos gatos de más de 10 años presentan algún grado de daño renal.

Prevención y manejo: controles periódicos (analíticas de sangre y orina), dieta específica para la función renal cuando lo indique el veterinario, control de la hidratación y manejo de enfermedades concurrentes. El diagnóstico temprano mejora el pronóstico y la calidad de vida.

2. Enfermedades dentales y de la boca

Las enfermedades orales —como la gingivitis, la periodontitis y la enfermedad de reabsorción dental— son extremadamente comunes. Más del 50% de los gatos adultos presentan algún problema bucodental. Los signos incluyen mal aliento, dificultad para comer, salivación excesiva y pérdida de apetito.

Prevención: higiene dental regular (cepillado cuando sea posible), limpiezas profesionales y dietas/rascadores dentales recomendados por el veterinario. La salud bucal impacta en todo el organismo, por lo que su cuidado es esencial.

3. Infecciones respiratorias superiores

Las infecciones respiratorias son frecuentes, sobre todo en gatitos y en animales que han pasado por refugios. Patógenos como el herpesvirus felino y el calicivirus causan estornudos, secreción nasal y ocular, fiebre y pérdida de apetito.

Prevención: vacunación adecuada, evitar el estrés, buenas condiciones higiénicas en hogares y colectividades. La mayoría de los casos leves mejoran con cuidados en casa y, si hay complicaciones o signos severos, el veterinario puede recetar tratamiento específico.

4. Parásitos

Los parásitos externos (pulgas, ácaros) y internos (lombrices intestinales) siguen siendo un problema habitual. Las pulgas generan picor, alergias e incluso anemia en cachorros; los parásitos intestinales causan diarrea, pérdida de peso y malestar general.

Prevención: desparasitación periódica (según edad y riesgo), uso de antiparasitarios externos recomendados por el veterinario y control del entorno. La prevención es más segura y económica que el tratamiento de infestaciones avanzadas.

5. Enfermedades infecciosas: FeLV y FIV

El virus de la leucemia felina (FeLV) y el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV) son enfermedades virales que afectan el sistema inmunitario. La transmisión suele darse por contacto cercano (para FeLV, también por fluidos); para FIV, la transmisión es más habitual en peleas con mordeduras.

Prevención: pruebas diagnósticas, vacunación en el caso del FeLV en animales en riesgo y evitar el contacto con gatos infectados. Los gatos portadores pueden vivir años con buen manejo y controles veterinarios.

6. Hipertiroidismo y diabetes

El hipertiroidismo es común en gatos de edad avanzada y provoca pérdida de peso, aumento del apetito, hiperactividad y vómitos; la diabetes mellitus se presenta con aumento de la sed y de la micción, pérdida de peso y letargo. Ambos requieren diagnóstico y tratamiento veterinario.

Prevención y manejo: controles anuales en gatos seniors, dietas adecuadas, manejo del peso corporal y seguimiento estricto del tratamiento si se diagnostica alguna de estas condiciones.

7. Obesidad

La obesidad es una “enfermedad” en sí misma porque predisponde a diabetes, problemas articulares y cardiacos. Se estima que una parte significativa de gatos domésticos tiene sobrepeso u obesidad debido a sobrealimentación y falta de ejercicio.

Prevención: control de raciones, estímulo del ejercicio con juguetes y enriquecimiento ambiental, y revisiones periódicas del peso.

Ejemplos y casos

Ejemplo 1: «Milo», gato casero de 12 años, empezó a beber más agua y perdió peso. Tras analíticas, se diagnosticó enfermedad renal incipiente y recibió dieta renal y medidas para mantener la hidratación; con controles cada 3-6 meses, su calidad de vida mejoró durante años.

Ejemplo 2: En una colonia urbana, varios gatitos presentaron estornudos y secreción ocular. El refugio actuó con protocolos de aislamiento, tratamientos sintomáticos y reforzó la vacunación, reduciendo la transmisión y mejorando la recuperación.

Ejemplo 3: «Luna», una gata doméstica, desarrolló mal aliento y dejó de comer croquetas duras. La exploración dental reveló enfermedad periodontal severa y necesidad de limpieza dental profesional; tras el tratamiento y cuidados en casa, recuperó apetito y bienestar.

Conclusión final y reflexión

Conocer las enfermedades más comunes en gatos nos permite detectar señales tempranas y actuar con rapidez. Muchos problemas se pueden prevenir o controlar con vacunas, desparasitaciones, controles veterinarios periódicos y una buena alimentación. La observación diaria de cambios en apetito, peso, comportamiento y hábitos de eliminación es clave.

Si eres responsable de un gato, apuesta por chequeos regulares, una alimentación equilibrada y un entorno enriquecido. Cuando detectes algo fuera de lo habitual, consulta con el veterinario: una intervención temprana puede marcar la diferencia entre un problema leve y uno grave. Nuestros gatos confían en nosotros; educarnos sobre su salud es la mejor forma de devolverles su compañía y cariño por muchos años.

Consejo práctico: lleva un registro de peso y conducta de tu gato, y guarda una foto y notas cada 6 meses para detectar cambios sutiles. La prevención es el gesto más amoroso que puedes ofrecerle.

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