
Errores comunes al adoptar y cómo evitarlos: guía práctica para futuros tutores de perros y gatos
Introducción
Adoptar es un acto de amor y responsabilidad. Sin embargo, incluso con la mejor intención, muchas personas cometen errores al adoptar que complican la vida del animal y la del tutor. En este artículo analizamos los fallos más frecuentes al adoptar perros y gatos, por qué ocurren y cómo evitarlos con recomendaciones prácticas, basadas en la experiencia de protectoras y profesionales del bienestar animal.
Contexto y antecedentes
La adopción es una alternativa más ética frente a la compra, y las protectoras trabajan cada día para encontrar hogares permanentes. No obstante, cada año miles de animales llegan a refugios por motivos que podrían haberse evitado con una mejor información y preparación. Diversos estudios y datos de organizaciones de bienestar animal señalan que buena parte de las devoluciones o abandonos se producen por problemas de conducta no tratados, falta de recursos económicos o expectativas no realistas por parte de los adoptantes.
Por ello, entender el contexto —desde el proceso en la protectora hasta la adaptación en casa— es clave. Adoptar no es solo llevarse un compañero, es comprometerse a su cuidado físico y emocional a medio y largo plazo.
Desarrollo
1. No informarse lo suficiente antes de adoptar
Uno de los errores más comunes es elegir a un animal por apariencia o ternura sin investigar su historia, necesidades de raza, nivel de energía o posibles problemas de salud. Adoptar requiere conocer si el perro o gato encajará con tu estilo de vida: si trabajas muchas horas, tienes niños pequeños o ya convives con otras mascotas.
Cómo evitarlo: visita la protectora varias veces, pregunta por el comportamiento del animal en distintos contextos y, si es posible, realiza una caza de información sobre la raza o mezcla. Pregunta siempre sobre vacunas, desparasitación y esterilización.
2. No valorar el coste real del cuidado
Algunos adoptantes solo consideran la cuota inicial o nada más. Los gastos veterinarios, la alimentación de calidad, los accesorios, el adiestramiento y posibles imprevistos (accidentes, enfermedades) pueden suponer un coste mensual considerable.
Cómo evitarlo: haz un presupuesto realista. Ten un fondo de emergencia para el animal (una cantidad equivalente a 2-3 meses de gastos) y consulta con tu veterinario estimaciones de coste anual.
3. No preparar el hogar
La llegada de un nuevo miembro puede requerir adaptar espacios, asegurar plantas tóxicas, guardar cables y crear áreas seguras para dormir y comer. La improvisación aumenta el estrés del animal y el riesgo de accidentes.
Cómo evitarlo: prepara con antelación un kit básico (comida, comedero, cama, juguetes, arnés/collar, caja de arena para gatos). Haz una revisión rápida de la vivienda para eliminar peligros y asigna un espacio tranquilo para los primeros días.
4. Expectativas irreales sobre la adaptación
Muchos creen que el animal se adaptará de inmediato. La realidad es que el proceso de adaptación puede durar semanas o meses y requiere paciencia. Pueden aparecer conductas indeseadas fruto del estrés: micciones fuera de lugar, ansiedad por separación o agresividad.
Cómo evitarlo: infórmate sobre el proceso de adaptación. Establece rutinas desde el primer día (horarios de paseo, de comida y de sueño) y busca apoyo de un educador canino o un etólogo si aparecen problemas persistentes.
5. No invertir en socialización y educación
La socialización temprana y la educación basada en refuerzo positivo son clave para un comportamiento equilibrado. Ignorar esto puede derivar en conductas difíciles de corregir más adelante.
Cómo evitarlo: empieza con ejercicios simples en casa y exponlo gradualmente a personas, otros animales y estímulos. Las clases de socialización y adiestramiento positivo ayudan a consolidar conductas adecuadas.
6. Elegir sin tener en cuenta la edad y el nivel de energía
Adoptar un cachorro o un gatito implica más tiempo, entrenamiento y supervisión. Por el contrario, los adultos y senior suelen requerir menos mimos pero pueden tener necesidades de salud específicas.
Cómo evitarlo: valora honestamente cuánto tiempo y energía puedes dedicar. Si buscas un compañero tranquilo, un animal adulto puede encajar mejor; si quieres vivir la experiencia de educar desde cachorro, prepárate para la inversión en tiempo.
7. Falta de seguimiento post-adopción
Algunas protectoras ofrecen seguimiento y apoyo tras la adopción. La falta de comunicación puede dejar al adoptante sin recursos cuando surgen dudas.
Cómo evitarlo: establece un canal de comunicación con la protectora o el refugio y participa en grupos de apoyo. Muchas organizaciones ofrecen tutorías, talleres y redes de ayuda para resolver problemas iniciales.
Ejemplos y casos prácticos
Caso 1: Lola, la perra de alta energía
Lola fue adoptada por una familia que trabajaba muchas horas y vivía en un piso sin acceso a parque. Al cabo de semanas, la familia devolvió a Lola por ladridos constantes y destrucción de objetos. Lección: no considerar el nivel de actividad puede provocar frustración. Solución: investigar la raza o comportamiento y organizar paseos, juego estructurado y actividades mentales antes de adoptar.
Caso 2: Miso, el gato tímido
Miso llegó a una casa con niños pequeños que no supieron respetar sus tiempos. El gato se escondía y mostraba estrés. Lección: los gatos necesitan espacios seguros y tiempos de retirada. Solución: enseñar a los niños a interactuar con respeto y ofrecer refugios y rascadores en altura.
Caso 3: Bruno, el adulto con problemas de salud
Bruno, un perro adulto, fue adoptado sin conocer su problema articular. Los nuevos tutores no tenían presupuesto para tratamiento y devolvieron al perro. Lección: siempre pedir historial sanitario y prever costes. Solución: pedir valoración veterinaria previa y planificar tratamiento y cuidado a largo plazo.
Conclusión y reflexión final
Adoptar es una decisión hermosa que puede cambiar vidas, pero requiere responsabilidad, información y compromiso. Evitar los errores comunes al adoptar pasa por prepararse: informarse sobre el animal, valorar el coste real, preparar el hogar, establecer expectativas realistas y buscar apoyo cuando haga falta.
Piensa en la adopción como una relación a largo plazo. Antes de llevar al animal a casa, hazte preguntas sinceras sobre tu tiempo, tu economía y tu disposición a aprender. Con paciencia, respeto y formación, la adopción puede ser una experiencia transformadora tanto para el animal como para su nueva familia.
Si estás considerando adoptar, acércate a una protectora local, pregunta mucho y recuerda: el mejor hogar es el que conoce sus límites y se prepara para cuidarlos. Un pequeño esfuerzo previo evita muchos problemas después y garantiza una vida digna y feliz para tu compañero.